Aunque a los de Sevilla nos pille un poco lejos (sólo geográficamente hablando) lo ocurrido en las fiestas de Pozuelo, a más de uno le deja qué pensar. Qué está pasando para que algo divertido como reunirse con los amigos pase a ser una batalla campal con la policía. O peor aún qué pensar de que una batalla campal con la policía pase a ser algo divertido. "La noche más divertida del año" han dicho algunos de los que estaban por allí.
El otro día cuando vi la noticia me acordé de algo que me pasó cuando trabajaba en el SERCAM de Madrid. Una noche de guardia en Aranjuez nos avisaron para acudir a atender a los heridos de una reyerta. Cuando llegamos el herido era uno y era un policía. El caso es que la reyerta era familiar y cuando llegó la patrulla a separarlos todos se enfrentaron a ellos. Como si el uniforme fuese una diana. Yo, ingenuo en esas lides todavía, le comenté mi extrañeza al herido por el hecho. El policía, que debía rondar los cincuenta años, me dijo que eso era lo normal, y cada vez más, que el uniforme o la autoridad ya no representaban nada para la gente, si acaso el objetivo de sus iras. Que ahora había que ir con mucho cuidado, sobre todo a peleas y altercados en los que nadie conocía a nadie. De eso hace unos cuantos años ya. Y luego tuve oportunidad de ver algunas cosas más "sorprendentes" todavía en intervenciones posteriores. Por eso, no me pilló por sorpresa la noticia de los altercados. Lo que me sorprende, curiosamente, es que sea en un pueblo como Pozuelo con jóvenes de esa zona (aunque no fuesen del mismo Pozuelo) que es una de las zonas más ricas de Madrid (y yo diría de España). Esos jóvenes que tienen acceso a cualquier forma y tipo de ocio "alternativo" a pasar el rato en la calle bebiendo..... y tirando piedras a los policías, que no sé qué odio ancestral deben guardarles. Otra cosa sería (digo yo) que fuesen jóvenes frustrados, oprimidos, sin futuro ni alternativas, sin estudios ni trabajo, a los que se les niega su única vía de liberación y que "históricamente" contemplen a la policía como fuerza opresora (vamos que hubiesen sido de una barrio o localidad menos boyante).
Hoy en El País, la viñeta del Roto da en la diana del meollo, un poco en línea con algunas entradas del blog y abundando en el papel de la famila en la educación de los hijos. Queda saber ahora qué pasará con los jóvenes detenidos (y ya en libertad) y lo que es más interesante aún, con sus padres.
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